sábado, 13 de agosto de 2016

La imagen sabatina XCII


Muy buenas a todos. Hoy volvemos con la imagen sabatina y hablamos de un conocido experimento: el perro de Pavlov.

Iván Pávlov (1849-1936) fue un fisiólogo ruso que recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1904 por sus trabajos sobre el aparato digestivo, la digestión y los jugos gástricos. Sin embargo, Pavlov es conocido por uno de sus descubrimientos: el condicionamiento clásico (o pavloviano) o modelo estímulo-respuesta.

Pávlov estaba estudiando la fisiología digestiva en perros y para ello comenzó a medir la saliva que producían los perros. Pávlov vio que cuando al perro se le enseñaba la comida, obviamente salivaba, y también se dio cuenta de que los perros salivaban cuando veían al técnico de laboratorio que los alimentaba. Pavlov denominó a esta saliva que producían los perros cuando veían al técnico como secreciones psíquicas.

Así que realizó un experimento. Cuando daba de comer a los perros, hacía sonar un metrónomo (la leyenda popular dice que usó una campana). Tras varias repeticiones, los perros comenzaron a salivar ante el sonido del metrónomo, aunque no se les diera comida. Por ello, en la imagen de hoy, vemos que el perro se queja de su tono de llamada, el sonido de una campana, debido a que cada vez que lo oye comienza a salivar.


Pávlov llamó al sonido del metrónomo estímulo condicional, pues su efecto dependía de su asociación a la comida. La comida era un estímulo incondicional, pues su respuesta no dependía de experiencias anteriores. La respuesta ante el estímulo condicional recibe el nombre de respuesta condicional, y la respuesta al estímulo incondicional, respuesta incondicional.

Lo lógico sería pensar que, en este caso, la respuesta condicional y la respuesta incondicional son las mismas: producir saliva. Sin embargo, el fisiólogo ruso se percató de que la saliva producida ante el sonido del metrónomo y la producida ante la comida tenían una composición diferente.


En algunas ocasiones, la respuesta condicional se puede producir con estímulos diferentes al estímulo condicional, pero que son parecidos a este. Por ejemplo, en el caso del perro de Pavlov, el perro también podría salivar ante un timbre o un sonido similar al de un metrónomo. Este fenómeno se llama generalización de estímulos.

Aún así, si el estímulo condicional se presenta repetidamente sin el estímulo incondicional, se llega a un momento en el que el estímulo condicional no da lugar a una respuesta condicional. En este caso, se dice que se ha llegado a la extinción. Hay ocasiones en las que se produce una recuperación espontánea, y reaparece la respuesta condicional ante dicho estímulo.

El condicionamiento clásico también se da en humanos. Por ejemplo, en el condicionamiento aversivo al sabor (cuando hemos probado una cosa cuyo sabor nos es desagradable), en el condicionamiento de parpadeo o en las fobias. El condicionamiento clásico tiene aplicaciones en terapia de la conducta o en el condicionamiento de los miedos, pudiendo tratar fobias.

Eso es todo por hoy. ¡Espero que os haya gustado y nos vemos en el siguiente post!

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