Retina humana. Vía flickr: hobbs_luton |
Muy buenas a todos. Andamos de vuelta con los tejidos epiteliales, esta vez, con el epitelio que nos permite obtener información del exterior: el epitelio sensorial.
El epitelio sensorial puede que sea uno de los más sorprendentes, porque es el que nos permite saber qué es lo que está ocurriendo al momento a nuestro alrededor. Gracias a él podemos ver, oír, olfatear, tocar y degustar.
Los epitelios sensoriales son epitelios especializados que recubren diferentes superficies de los organismos. Normalmente se concentran en un órgano que se encarga de captar y procesar un tipo de estímulo, como la luz o el sonido, procedente del ambiente exterior. Las células que forman los epitelios sensoriales, denominadas células sensoriales, poseen un sistema de transducción de señales que les permite transformar los estímulos recibidos en mensajes que posteriormente serán interpretados por el sistema nervioso para poder elaborar una respuesta ante ellos.
Las células sensoriales guardan cierto parecido con las neuronas. Las células sensoriales tienen una cara apical, externa, encargada de la recepción de estímulos y una basal, interna, que hace sinapsis con neuronas sensoriales que mandarán la información al cerebro.
Epitelio visual
La retina es un tejido sensible a la luz situado en la superficie interior del ojo. Cuando la luz incide en la retina, esta se estimula y genera una serie de señales de naturaleza electrico-química que dan lugar a impulsos nerviosos que posteriormente son enviados al cerebro a través del nervio óptico.
La retina se divide en una serie de capas:
(Modificación)
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- Capa pigmentaria. Es la capa más externa. Formada por células cúbicas. Está fijada sobre la coroides, que es la lámina situada entre la retina y la esclerótica.
- Capa de células fotorreceptoras. Formada por segmentos de las células fotorreceptoras
- Capa limitante externa. En ella se comunican las células fotorreceptoras con las células de Müller
- Capa nuclear o granular externa. En ella se encuentran los núcleos celulares de las células fotorreceptoras
- Capa plexiforme externa. En ella las células fotorreceptoras se comunican con células bipolares mediante sinapsis.
- Capa nuclear o granular interna. En ella se encuentran los núcleos celulares de las células bipolares y de otras células
- Capa plexiforme interna. En ella se comunican mediante sinapsis las células bipolares, amacrinas y horizontales.
- Capa de células glanglionares. En ella se encuentran los núcleos de las células glanglionares.
- Capa de fibras del nervio óptico. Aquí se encuentran los axones de las neuronas que formarán el nervio óptico.
- Capa limitante interna. Marca el límite entre la retina y el nervio óptico.
Tanto las células fotorreceptoras como las células bipolares, amacrinas, horizontales y glanglionares son neuronas especializadas en diversas funciones. Todas estas, menos las fotorreceptoras, tienen como función enviar las señales eléctricas producidas por las células fotorreceptoras al cerebro.
Las células fotorreceptoras reciben el nombre de bastones y conos. Estas son capaces de recibir estímulos lumínicos debido a que poseen pigmentos visuales, como la opsina o la rodopsina, que se excitan al absorber fotones. Además, las células fotorreceptoras son permanentes, no se renuevan.
Los bastones son las células encargadas de la visión en condiciones de baja luminosidad. Hay 90 millones de bastones en la retina humana. Estos son muy sensibles a la luz, pues son capaces de detectar la energía de un único fotón, y se saturan en condiciones de mucha luz. Los bastones se caracterizan por su forma alargada y delgada, con un diámetro de 2 micras.
Los conos son las células encargadas de la visión en colores. Hay entre 6 y 7 millones de conos en la retina humana. Los hay de tres tipos, según el color al que sean sensibles: conos de tipo L (sensibles a las longitudes de onda larga, a los colores azulados), conos de tipo M (sensibles a las longitudes de onda media, tonos verdosos) y conos de tipo S (sensibles a las longitudes de onda corta, tonos rojos). Son menos sensibles a la luz y trabajan mejor en condiciones con buena luminosidad. Los conos se caracterizan por su forma de cono, como su nombre indica.
Epitelio olfatorio
Es el epitelio situado en el fondo de la cavidad nasal encargado de la detección de estímulos olorosos. Tiene una extensión de unos 9 centímetros cúbicos. Está formado por neuronas olfativas que poseen pequeños cilios con receptores que se estimulan ante la presencia de ciertas sustancias olorosas. Estas neuronas olfativas mandan los impulsos eléctricos al nervio olfatorio, y de este, al bulbo olfatorio, donde la información será tratada para ser posteriormente enviada al cerebro.
El bulbo olfatorio permite distinguir olores, incrementar la sensibilidad ante ciertos olores y filtrar olores que se consideren que no son relevantes.
En este epitelio también hay otros tipos de células de apoyo, otras que sirven de base y renuevan el epitelio y unas células que forman las glándulas de Bowman, que producen unas secreciones proteicas en las que se disuelven las sustancias olorosas que llegan del aire, permitiendo que estas entren en contacto con los receptores de membrana de las neuronas olfativas. Además, estas glándulas producen secreciones continuamente, lo que hace que las neuronas no se saturen y lleguen nuevas sustancias olorosas del aire a la vez que se eliminan las antiguas.
Hay 10 millones de neuronas olfatorias en el epitelio olfatorio. Estas se renuevan cada uno o dos meses y son reemplazadas por nuevas neuronas olfatorias producidas a través de células madre.
Para hacer menos denso el post, continuaremos con los epitelios sensoriales auditivo, gustativo y táctil en el post que publicaré mañana.
Eso es todo por ahora. Espero que os haya gustado y nos vemos en el siguiente post.
gracias por la info ;)
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