sábado, 19 de marzo de 2016

La imagen sabatina LXXI




Muy buenas a todos. Seguimos hoy con la imagen sabatina, de nuevo con la infografía Deadly viruses de mphonline.org. En este post, hablaremos del virus de la fiebre amarilla.


El virus de la fiebre amarilla es un virus perteneciente a la familia de los Flaviviridae y al género Flavivirus. Dentro de los Flavivirus entran también los virus del Dengue, la encefalitis japonesa, el Zika... El material genético de este virus está compuesto de ARN. Los viriones poseen un diámetro de entre 40-50 nm. Es originario de África y llegó a América en 1647, cuando se produjo la primera epidemia, en Barbados. Este virus actualmente es endémico en zonas tropicales de América y África.

 Virión del virus de la fiebre amarilla

La fiebre amarilla (también llamada vómito negro o plaga americana) es transmitida por las hembras de los mosquitos de los géneros Aedes y Haemogogus, especialmente del mosquito Aedes aegypti, que transmiten el virus de un huésped a otro. Estos mosquitos pican a los humanos y a los monos. El médico hispano-cubano Carlos Juan Finlay descubrió en 1881 que la fiebre amarilla era transmitida por los mosquitos, hecho desconocido anteriormente.

Aedes aegypti

El período de incubación de este virus es de entre 3 y 6 días. La enfermedad causada por el virus puede manifestarse de dos formas.
  • Forma leve. Aguda. Aparecen fiebre, dolores musculares y de cabeza, escalofríos, pérdida de apetito, vómitos... Posteriormente, el enfermo mejora y los síntomas desaparecen a los 3 o 4 días
  • Forma grave o clásica. Se da en el 15% de los enfermos, 24 horas después de la primera fase. Es más grave, aparece fiebre muy elevada y se ven afectados diversos órganos. Se producen ictericia, dolor abdominal y hemorragias. Los riñones y el hígado dejan de funcionar correctamente, además, pueden producirse infecciones oportunistas. La mitad de los pacientes mueren entre 10 y 14 días después, la otra mitad se recupera sin secuelas importantes.

El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, pues los síntomas pueden confundirse con los de otras enfermedades, como el paludismo, el dengue, la hepatitis... El diágnostico se hace mediante análisis de sangre.

No existe un tratamiento específico para el virus, solo tratamiento de soporte para combatir la fiebre, la baja tensión sanguínea y la deshidratación. También se pueden emplear antibióticos para combatir infecciones bacterianas oportunistas.

Existe una vacuna para la fiebre amarilla que ofrece una inmunidad del 99% 30 días después de la vacunación.

Se calcula que al año se producen 130 000 casos de fiebre amarilla en el mundo, ocasionando 44 000 muertes en África. El número de casos ha aumentado en las últimas dos décadas, debido a la pérdida de inmunidad de la población, la deforestación, la urbanización masiva y el cambio climático.

Eso es todo por hoy. ¡Espero que os haya gustado y nos vemos en el siguiente post!

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